Ante la crisis en Venezuela: solidaridad de la Iglesia en países vecinos

Venezuela pasa por la peor crisis política de su historia. Hasta el momento la fuerte represión contra las manifestaciones civiles ha cobrado más de 30 muertos y la situación no parece ofrecer alguna salida pronta hacia la paz. Ante ello, la respuesta de la Iglesia.

Redacción CAL
05/05/2017
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Se dice que el pueblo puede tolerar muchas cosas, pero no puede soportar el hambre; a estas alturas, en Venezuela hay una verdadera crisis humanitaria: falta de medicinas, alimentos y productos básicos.

Especialmente en estos últimos días ha habido numerosos gestos de solidaridad de parte de la comunidad internacional que, con raras excepciones, apoya la idea de iniciar con urgencia un proceso de convocatoria para nuevas elecciones. Incluso la OEA, en la persona de Luis Almagro, extendió una petición con el fin de mantener la democracia y el orden institucional, lo que ha motivado el anuncio de Venezuela de su próximo retiro de dicha organización.

En todo esto, también la Iglesia ha hecho sentir su voz con fuerza, llamando a Venezuela a retomar el camino de la democracia, pidiendo a los venezolanos no caer en la vorágine de la violencia, e invitando a todos a rezar continuamente por los destinos de ese país.

En primer lugar son los mismos obispos venezolanos los que llaman continuamente a rezar por la paz y por una pronta salida de la crisis. Según un mensaje publicado por el Obispo Mario Moronta, miembro de la presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana el pasado jueves 27 de abril, son convocadas “todas las parroquias, instancias eclesiales, comunidades eclesiales de base, casas de retiros, comunidades religiosas” para que “se tenga una intensa jornada de oración por Venezuela, por la paz y la concordia y para que Dios ilumine a quienes deben tomar decisiones y lo hagan con la sabiduría que viene de lo alto”.

El Papa Francisco está muy al tanto de la situación. Recientemente el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Santo Padre, sostuvo en estos días una conversación telefónica con el Cardenal Jorge Urosa, en la que comunicó al prelado su cercanía y la del Papa Francisco con la situación del pueblo venezolano y con su persona. Como se sabe, el Cardenal Urosa había sido recientemente agredido durante Misa en la Basílica de Santa Teresa en Caracas.

Las muestras de solidaridad de parte de la Iglesia no se han hecho esperar de parte de varios países vecinos del país caribeño, especialmente a través  

El 21 de abril la Conferencia Episcopal de Panamá realizó oficialmente un "llamado al respeto de la dignidad humana y solidaridad con la Iglesia Católica y hermanos en Venezuela".

En su mensaje, los obispos panameños manifiestan su preocupación por “los niveles de explosión social y confrontación política, que ha traído luto y heridos en la sociedad venezolana”, en una situación “que cada vez se hace más insostenible”. Los prelados muestran su solidaridad “con el llamado realizado por la Conferencia Episcopal Venezolana que pide a todos los ciudadanos, a los creyentes en Cristo y a los hombres y mujeres de buena voluntad, actuar según la recta conciencia, los principios democráticos y las leyes del país, así como ejercer el derecho a la manifestación y protesta pública de manera respetuosa con las personas y propiedades y de modo responsable y pacífico”. Los obispos invitan a toda la sociedad panameña y a las parroquias a “hacer jornadas de oración permanente para que Venezuela pueda volver a la paz y así iniciar un proceso de paz que ayude a la reconciliación entre los hermanos venezolanos y la reconstrucción del país”.

También la conferencia episcopal de Colombia, a través de un comunicado del día 22 de abril, expresan su “cercanía y solidaridad” con Venezuela, recordando que “la iglesia católica, fiel al Evangelio de Nuestro Señor, no dejará de llamar a la reconciliación y a la paz” y haciendo un llamado “a evitar cualquier forma de violencia y a buscar soluciones políticas a los graves problemas del país”. Los Obispos de Colombia expresan su proximidad a los venezolanos, especialmente a los obispos, sacerdotes, religiosos y laicos que “en medio de situaciones de dolor y privación siguen anunciando el Evangelio y trabajando por el bien de Venezuela como por la defensa de los valores humanos y cristianos”; finalmente los obispos colombianos aseguran que no dejarán de orar al Señor “por la reconciliación, la unidad y el bienestar integral del pueblo hermano de Venezuela”.

También los Obispos ecuatorianos, reunidos recientemente en su CXLI Asamblea Plenaria, expresaron “cercanía profunda y solidaria” con los hermanos venezolanos “ante la situación de conmoción social, de violencia y de muerte que atraviesan, en medio de una dura emergencia económica”. “De ninguna manera nos podemos sentir indiferentes –señalan los pastores– ante el drama que padecen. Los acompañamos de corazón y sentimos toda su angustia”.

El mensaje hace referencia al mensaje de la Conferencia Episcopal de los Obispos venezolanos del 31 de marzo, en el que denuncian en el gobierno “la incapacidad para dar solución a la escasez y carestía de los alimentos y medicinas, la creciente violencia, la incitación al odio y el desconocimiento de las normas elementales para una convivencia en paz” que existe en Venezuela, e indican que “está muerta y desaparece toda posibilidad de opinión divergente o contraria a quienes están en el poder, se abre la puerta a la arbitrariedad, la corrupción y la persecución, un despeñadero hacia la dictadura”.

El mensaje de la CEE invita a elevar “una sentida y profunda oración a Jesucristo resucitado, Príncipe de justicia y de paz, a fin de que tenga fruto todo esfuerzo para la construcción democrática de una convivencia libre, justa y fraterna”, e invocan “decisiones políticas generosas y realistas, en espíritu de diálogo, los venezolanos puedan recobrar la esperanza en el futuro, corrigiendo “una distorsión moralmente inaceptable”.

Finalmente, los obispos de Ecuador ponen las intenciones del pueblo venezolano “bajo el amparo de la bendita Madre de Dios, en su advocación de la Virgen de Coromoto, de manera que la justicia, la democracia y la reconciliación en este hermano país, tan querido, sean una realidad, y que estos días críticos queden definitivamente en el pasado”.

No tenemos duda de que estas muestras de solidaridad irán aumentando en los próximos días, toda vez que el gobierno de Venezuela parece haber entrado en una fase de profunda crisis y no se ve con claridad una salida pronta si no se da un viraje radical en la conducción del país. Ello es indispensable para que a la solidaridad moral y espiritual pueda seguir también una solidaridad material, pues el desabastecimiento de cosas esenciales para la subsistencia se ha convertido el día de hoy, junto con la represión y la violencia, en el principal mal del país.