La frontera no es una línea, es una familia

Fueron las palabras de Mons. Moronta, Obispo de San Cristobal, durante la Misa Crismal en la Iglesia de Táchira del pasado 8 de abril. A partir de la experiencia dramática en la frontera entre Venezuela y Colombia, las diócesis de San Cristobal y Cúcuta, respectivamente, plantean conjuntamente una “pastoral de frontera”.

Redacción CAL
27/04/2017
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“Hemos experimentado la esperanza desde la caridad”, afirmó Mons. Mario del Valle Moronta Rodríguez, obispo de San Cristobal, Venezuela, en la Misa Crismal que celebró junto con algunos miembros de su presbiterio en la diócesis colombiana de Cúcuta, por invitación de su obispo, Mons. Víctor Ochoa Cadavid. Este acto, tan inusual como significativo, ha sido un hermoso símbolo de la integración y comunión entre iglesias hermanas de la frontera, cercanas no solo por el territorio, sino también por la experiencia de miles de familias que padecen el drama de la pobreza.

En su saludo al presbiterio y a los fieles presentes en la Catedral San José de Cúcuta, Mons. Moronta agradeció porque “en los momentos difíciles que se han vivido con el cierre de la frontera, hemos experimentado la esperanza desde la caridad”; “A nosotros no nos divide la frontera, nos une el amor a Cristo”, señaló.

Recíprocamente, Monseñor Moronta invitó al Obispo de Cúcuta, Mons. Víctor Ochoa, a participar en la Misa de la Iglesia de Táchira que fue celebrada el sábado 8 de abril, en Ureña: “Hemos decidió hacerla allí para seguir apoyando a nuestros sacerdotes y agentes de pastoral porque la frontera que no es una línea, es una familia”, afirmó, y aprovechó la oportunidad para reiterar su llamado a las autoridades a que reabran la frontera. “No podemos seguir viendo el triste espectáculo de las colas de las personas que van y vienen. Estamos pasado momentos difíciles pero tenemos esperanza”.

El Obispo de Cúcuta, Víctor Manuel Ochoa Cadavid, señaló a su vez que sus iglesias locales hermanas “buscan colocar a Cristo en el corazón de los colombianos y venezolanos”, y aseguró su cercanía a quienes más sufren en la frontera: “sepan que estamos unidos a quienes no tienen pan, medicinas, esperanza. Estamos con ustedes, los queremos”.

Al final de su intervención el Obispo de San Cristóbal expresó: “Imploro la paz para Colombia que es la paz para Venezuela, e imploro la paz para Venezuela que es también paz para Colombia”.

Hay que decir que ante esta situación, en la que son los venezolanos quienes llevan la peor parte, por la situación que atraviesa ese país, hay una verdadera “fe compartida”, que ayuda a los pobladores a no perder la esperanza. Se ha ido desarrollando una acción pastoral que tuvo un punto de inicio interesante con la formación de dos comisiones presbiterales, orientadas a la acción social y pastoral, aunque la acción continua liderada por la Diócesis de Cúcuta, sobre todo en favor de la población deportada de Venezuela que permanece en la frontera, ha sido constante.

Ante la situación dramática que se debe seguir afrontando se ha ido definiendo una “pastoral de la frontera”, cuyos desarrollos han sido los siguientes:

1)    Mutua ayuda y cooperación.

a)    La situación de la Frontera ha motivado la mutua y fraterna cooperación de las dos Diócesis en beneficio del pueblo.

b)    Hace algunos años, el mayor peso le correspondió a la Diócesis de San Cristóbal, sobre todo cuando se dio la situación de desplazados y colombianos en búsqueda de refugio. Caritas de San Cristóbal realizó un trabajo importante. Aún hoy se sigue teniendo oficinas de atención a desplazados en San Antonio y San Cristóbal.

c)    Actualmente la situación ha cambiado, y es la Diócesis de Cúcuta la que ayuda de manera muy decidida y fraterna a San Cristóbal (y otras diócesis venezolanas).

d)    Cuando se dio la emergencia del cierre de fronteras y deportación de colombianos desde San Antonio y Venezuela, las dos diócesis trabajaron en comunión. Los contactos de los dos Obispos y su encuentro en el puente internacional fue un signo muy importante y valorado.

e)    Cúcuta ha ayudado a muchísimos venezolanos que pasan al otro la de de la frontera, sobre todo dándole atención humanitaria y acogida.

f)     A través de diversos medios la Diócesis de Cúcuta ayuda a los seminarios del Táchira (diocesano y religiosos), a algunas comunidades religiosas y a la misma Diócesis consiguiendo insumos alimenticios, médicos y de otro tipo.

g)    Hay una continua comunicación entre los Obispos y grupos de sacerdotes y pastoral. Intercambios.

h)   Gracias al encuentro de los dos obispos con el Gobernador del Táchira se consiguió la apertura parcial (en la modalidad actual) de la frontera colombo-venezolana.

i)     El 20 de noviembre del 2016, los dos Obispos se reunieron con el Santo Padre Francisco en Roma y le entregaron un dossier sobre la situación de la frontera. Además intercambiaron ideas y recibieron recomendaciones de su parte.

2) Ambas diócesis señalan la siguiente   situación sociopolítica y económica:

a)    La situación sigue agravándose a medida que se agudiza la crisis en Venezuela.

b)    Hay un altísimo flujo de venezolanos que llegan a Cúcuta a comprar víveres y otros insumos. Se calcula un promedio diario de 40.000 venezolanos, sin contar los del fin de semana (en especial los sábados).

c)    Muchos son venidos del interior de Venezuela (Existen “paquetes” que incluyen bus, alojamiento y posibilidad de pasar a comprar; algunos vienen el sábado por la mañana, viajando toda la noche, y regresan el sábado por la noche). Hay muchas quejas que los viajeros, luego de pasar el ámbito territorial del Táchira son detenidos por autoridades militares y policiales para decomisar la mercancía que llevan o “cobrar vacuna” es decir extorsión.

d)    Hay grupos que se van quedando en Colombia, no necesariamente con familias en Colombia. Generalmente vienen del centro de Venezuela.

e)    Hay víctimas de la violencia y de la nueva situación de empobrecimiento que regresan con pobreza a Colombia.

f)     Hay un alto flujo de mujeres embarazadas que van a parir en Cúcuta y otras poblaciones aledañas, porque tienen más seguridad médica y de conseguir los insumos necesarios. Esto hace que el sistema de salud comienza a mostrar signo de colapso.

g)    Hay una serie de problemas que se presentan con venezolanos que llegan a Cúcuta en búsqueda de una seguridad económica:

1.    Problemas de salud.

2.    Muchos manifiestan tener hambre.

3.    Buscan empleo y al no conseguirlo se dedican a la economía informal (buhoneros). También se ofrecen como mano de obra baratísima, y crea desestabilización en el ámbito laboral colombiano. Hay desequilibrio en este sentido. No sólo ocupan espacios laborales de los colombianos, sino que no gozan de los beneficios de la seguridad social. Algunos son explotados.

4.    Hay familias que deambulan pidiendo limosnas.

5.    Muchos jóvenes y adolescentes se ofrecen en los cruces de las calles para limpiar los parabrisas, etc.

6.    Hay familias colombiana que empiezan a recibir a sus familiares que llegan de varias partes de Venezuela y no comienzan a ser carga para aquellas. Hay pequeñas casas donde viven hasta más de diez personas.

7.    Ha crecido, lamentablemente, el nivel de criminalidad. Grupos y bandas que vienen de varias partes de Venezuela y se asocian o no con las de Colombia, para asaltar y cometer sus fechorías, sobre todo con aquellos que vienen a comprar a Cúcuta. En los  últimos días, la prensa ha reportado la muerte trágica de algunos jóvenes venezolanos en las periferias de Cúcuta y que, según informaciones periodísticas, también formaban parte de grupos delincuenciales (son asesinados por ajustes de cuentas).

8.    Preocupa el hambre que manifiestan muchos de los que llegan, sobre todo quienes vienen del interior de Venezuela.

9.    Otro fenómeno que se está dando, es la llegada de abuelos que van a cuidar los nietos que han emigrado a Colombia. Los atienden mientras los padres trabajan.

10. También, otro hecho lamentable, es la presencia de mujeres venezolanas (muchas llegadas del interior del país) para la “prostitución”. Suelen ofrecer “sus servicios” a un costo menor y ha creado incluso malestar dentro de las prostitutas colombianas. Hace algunas semanas, fueron deportadas unas 300 mujeres dedicadas a la prostitución, la mayoría desde Bucaramanga.

h)   En relación a los grupos irregulares, se está intensificando su presencia en todo el eje fronterizo. Tanto los grupos guerrilleros del ELN Y EPL, como los grupos de Paramilitares (en la zona hay, al menos unos cuatro grupos reconocidos).

1.    En la zona del Catatumbo el ELN prohibió recibir a venezolanos para trabajar o para recibir posada.

2.    En la zona sur del Táchira y en el páramo del Tamá (frontera con Colombia), el ELN ocupa territorios y se ha convertido en una especie de segunda autoridad para dirimir conflictos y controlar.

3.    Hay grupos delincuenciales que se presentan como paramilitares.

4.    Todos están vinculados al narcotráfico. A veces no aceptan u ofrecen pago en dinero sino en droga.

5.    Las fuerzas paramilitares ofrecen apoyo al contrabando y narcotráfico. El contrabando es una manera de poder hacer el lavado de dinero.

6.    Se prevé un agudizamiento del conflicto.

3)    Necesidad de estructurar una pastoral de conjunto en frontera.

Frente a las diversas situaciones coyunturales existentes, previendo posible deterioro de la situación y siguiendo una tradición que viene de años atrás, los Obispos consideraron necesario fortalecer los vínculos de comunión existentes entre las dos diócesis y las otras que están en el eje fronterizo. En este sentido, conviene destacar lo siguiente:

a)    Reforzar los gestos de comunión y de servicio al pueblo de Dios.

b)    Entre esos gestos, participar en la Misa crismal de Cúcuta por parte del Obispo de San Cristóbal con una delegación de su presbiterio (6 de abril) y de igual modo, el Obispo de Cúcuta y una delegación de su presbiterio participar en la misa crismal en Ureña, el 8 de abril.

c)    Hay que seguir trabajando juntos, pues se trata de una misma realidad pastoral: UNA IGLESIA SIN FRONTERAS, MADRE DE TODOS, como nos enseña el Papa Francisco. La situación no nos debe detener, por eso hay que seguir trabajando juntos.

d)    Es necesario ir pensando en una estructura pastoral para la frontera.

e)    Se proponen varios encuentros:

1.    Un encuentro con los párrocos del eje fronterizo.

2.    Reactivar los encuentros entre obispos y sacerdotes de las diócesis de frontera. Elaboración de estrategias pastorales.

3.    Un breve encuentro con los responsables de pastoral social y Cáritas para posteriores reuniones y acciones.

4.    Intercambio de profesores para los dos seminarios.

5.     Participación de laicos de Cúcuta, el 10 de junio, en el encuentro diocesano de laicos, a realizarse en San Antonio.

6.    Encuentro de reflexión y oración de los seminaristas de los dos seminarios diocesanos, en Cúcuta, el 1 de mayo.

7.    Posibilidad de encuentros continuos con seminaristas y sacerdotes.

8.    Mutua ayuda en temas de comunicación.

9.    Se habló acerca de establecer en las parroquias tanto de Cúcuta como de San Antonio y Ureña, las llamadas “ollas solidarias” para dar algo de comida a quienes pasan a Colombia para compras. Muchos de los que pasan vienen desde lejos y casi sin recursos para comer.

10. Mantener la estrecha comunicación entre los dos obispos.