Una buena noticia desde Argentina

Diversas personalidades de la vida pública, del oficialismo y de la oposición, dirigentes políticos, empresariales, sindicales y de grupos excluidos envían misiva de saludo y apoyo al Papa Francisco en el 5to aniversario de su pontificado.

prof. Guzmán Carriquiry
16/03/2018
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Francisco-Argentina

“En este quinto aniversario, nosotros, argentinos y argentinas, de distintos ámbitos de la vida pública, de diferentes procedencias religiosas, políticas e ideológicas, queremos manifestar nuestra admiración y cercanía por tu obra a favor de la Humanidad, en particular de los excluidos, y tu firme defensa de la Tierra”. Así reza la misiva enviada al Santo Padre Francisco en el quinto aniversario de su pontificado.

Y se trata de una buena noticia, porque en medio de las polarizaciones inacabables y agotadoras que hieren a la Nación y crean obstáculos para toda “cultura del encuentro”, esta carta ha sido firmada por personalidades del oficialismo y de la oposición, por dirigentes políticos, empresariales, sindicales y de los movimientos de excluidos. “Los argentinos y argentinas te queremos mucho. Valoramos enormemente tu tenaz trabajo por la paz y la justicia en todo el mundo, a pesar de las resistencias que genera entre quienes pueden ver afectados intereses que no son legítimos”, esto se lee después en la misma carta. Incluso hay una referencia a la demorada visita del papa Francisco a su patria natal: “Aunque deseamos y ansiamos tu visita, aceptamos la espera porque sabemos que se producirá cuando sientas que es el mejor momento y confiamos en vos”. “Rezamos por vos –concluye la carta – y los que no lo hacemos te acompañamos con cariño y confianza”.

Los ecos desde la Argentina dicen que la iniciativa partió de Juan Grabois, líder de la Corriente de Trabajadores de la Economía Popular, pero que rápidamente se extendió a muchas personas interesadas en manifestar sus congratulaciones al papa Francisco. La carta fue firmada, entre muchos otros, por la Vice-Presidente de la Nación, Gabriela Michetti, la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, el senador Esteban Bullrich, del “PRO” de Buenos Aires, pero también pusieron sus firmas referentes kichneristas como Raúl Zaffaroni, Mayra Mendoza y Verónica Magario, así como dirigentes sindicales como Pablo Moyano, Juan Carlos Schmid y Héctor Daer – éstos dos últimos de la “triple” de conducción de la Confederación General del Trabajo – y líderes de movimientos populares como Leonardo Grosso, Juan Carlos Alderete, Daniel Menéndez y el mismo Juan Grabois.

Sin que la misiva se refiera a ello, bien puede entenderse, además, como implícito desagravio ante campañas sistemáticas de prensa que en Buenos Aires se dedican a censurar los mensajes evangélicos, incluso cotidianos, del Pontífice, a interpretar en formas retorcidas y malévolas cualquier acontecimiento vaticano, a denigrar al Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo, reduciéndolo todo a una ramplona lógica de poder.

Es también significativa la carta que envió al Santo Padre el Presidente de la Argentina, Mauricio Macri, en la que destacó al papa Francisco “el legado que está dejando a toda la humanidad” y lo calificó como “un lider moral inmensamente querido y admirado”.

UNA POSTILLA MUY PERSONAL:

Congratulaciones a los hermanos argentinos, rioplatenses, por la iniciativa y el contenido de la carta... y un fuerte abrazo a todos y cada uno. Llega en momento oportuno. Sin embargo, agrego algo adjetivo. Está bien que los rioplatenses usemos el “tú” y más aún el “che” y el “vos”, y sabemos que el papa Francisco rompe toda distancia y permite a veces el tuteo. No es por ponerme como ejemplo, pero ni yo ni tantos otros no lo hemos hecho nunca ni con el Padre Jorge Mario Bergoglio, ni con el Arzobispo de Buenos Aires, ni con el papa Francisco. Y no lo he hecho ni por cuestiones de protocolo convencional ni por deformación curial, ni por desarraigo rioplatense... Prefiero que también en el trato le manifestemos el más alto respeto y el reconocimiento de la dignidad con la que Dios lo ha investido. Y puedo asegurarles que esto no crea distancia alguna. “Santo Padre” o, al menos-menos, “Padre Bergoglio”... No cabe ni sencilla camaradería ni tampoco, por supuesto, chabacanería algo vulgar. Espero “che” que no se “calienten” conmigo mis amigos argentinos.

Guzmán Carriquiry Lecour