LA CARTA DEL CARDENAL EDUARDO PIRONIO QUE MONSEÑOR ANGELELLI NO PUDO LEER

Redacción CAL
14/11/2018
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CARTA_DE_PIRONIO_A_ANGELELLI

 

El 27 de abril de 2019 será beatificado Mons. Enrique Angelelli, Obispo de La Rioja, en la ciudad de la que fue Pastor, en el Noroeste de la Argentina. Mons. Angelelli murió el 4 de agosto de 1976 en lo que quiso hacerse aparecer como un accidente automovilístico por el kilómetro 1058 de la ruta Nacional 38 en las cercanías de Puerto de los Llanos. Esa “verdad oficial” del régimen no fue creída desde un primer momento por muchos fieles de La Rioja, pues abundaban los indicios de que se estaba preparando algo nefasto para su Pastor, que era blanco de los militares por su cercanía a los campesinos y por su anuncio evangélico siguiendo las huellas del Concilio Vaticano II y de la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano de Medellín. El Padre Jorge Mario Bergoglio lo conoció personalmente en 1973.

En verdad, se trató de un crimen planeado y ejecutado por mentes asesinas. En julio de 2015, un tribunal estatal reconoció que se había tratado de un homicidio y condenó a cadena perpetua al ex-General Luciano Benjamín Menéndez, de 86 años, y al ex-Comodoro Luis Fernando Estrella, de 82 años, reconociéndolos como autores intelectuales de ese crimen.

El asesinato de Mons. Angelelli fue precedido por una virulenta campaña difamatoria desatada por el régimen contra el Obispo y, sobre todo, por el secuestro, tortura y asesinato sufridos entre el 18 y el 21 de julio de 1976 por el franciscano conventual argentino Carlos de Dios Murias y el sacerdote francés fidei donum Gabriel Longueville, colaboradores en Chamical con el pastor diocesano de La Rioja. Unos días después, el 25 de julio, Wenceslao Pedrera, organizador del Movimiento Rural Católico, fue asesinado en su casa frente a su esposa y sus tres hijos. Con el Obispo mártir, ellos tres también serán beatificados en la misma ceremonia.

El 5 de julio de 1976, pocos días antes de que sus colaboradores fueran brutalmente asesinados, el Obispo Angelelli escribió una detallada relación al Nuncio Apostólico en Argentina, Mons. Pío Laghi, en la que le decía:

“Estamos permanentemente obstaculizados para cumplir con la misión de la Iglesia. Personalmente, los sacerdotes, las religiosas, somos humillados, requisados, allanados por la policía con orden del Ejército. Ya no es fácil hacer una reunión con los catequistas. Todo este proceder surge principalmente del Ejército y de la persona del jefe y del segundo jefe: Pérez Battaglia y Malagamba. El jefe de la Policía, mayor De Cesari, al “demorar” a seis religiosas entre las que estaba la Provincial de las Azules, Madre María Eugenia, públicamente se les dijo que eran sospechadas y que el mayor ideólogo marxista era el obispo. (¡ridículo!). Pero hasta esto llegamos. Me aconsejan que se lo diga: nuevamente he sido amenazado de muerte. Al Señor y a María me encomiendo. Sólo se lo digo para que lo sepa”… pero considerar estos hechos “no significa que no debamos mirar todo desde la Fe y con una gran paz interior y con esperanza cristiana”.

(A continuación, Mons. Angelelli se refiere a las amenazas de muerte y explica al Nuncio Apostólico que no eran las primeras que recibía).”

Fechada el mismo día de la muerte de Mons. Angelelli, el Cardenal Eduardo Pironio le envió desde la Sacra Congregatio Pro Religiosis et Institutis Saecularis la siguiente carta, cuya lectura causa aún hoy profunda conmoción:

“ROMA Y 4 DE AGOSTO DE 1976

EXMO. Y RVMO.

MONSEÑOR ENRIQUE ANGELELLI

OBISPO DE

LA RIOJA

MI QUERIDO ANGELELLI:

EL MISTERIO DE LA PASCUA –CON TODO LO QUE TIENE DE CRUZ Y DE ESPERANZA- SE HA CLAVADO EN TU IGLESIA PARTICULAR Y EN EL CORAZÓN SENSIBLE DE SU PASTOR. POR ESO VAN ESTAS LÍNEAS. QUIERO ESTAR A TU LADO, EN SILENCIO COMO MARÍA, TRATANDO DE COMPARTIR TU PASIÓN, ASEGURARTE MI AMISTAD Y OFRECERTE MI ORACIÓN.

ES INÚTIL QUE TE DIGA COSAS. TÚ LAS SABES Y LAS HEMOS CONVERSADO JUNTOS TANTAS VECES. LA MUERTE EN TU DIÓCEIS DE DOS SACERDOTES –TUYOS Y MÍOS, PORQUE ERAN RELIGIOSOS- ME HACE PENSAR EN LA PASCUA: EN LA PACIFICACIÓN POR LA SANGRE DE LA CRUZ, COMO DIRÍA SAN PABLO A LOS COLOSENSES, O EN LA COMUNIÓN EN CRISTO DE LOS DOS PUEBLOS SEPARADOS, MEDIANTE LA MUERTE QUE DERRIBA EL MURO DE ENEMISTAD PARA HACER DE ÉL EL VERDADERO HOMBRE NUEVO. (EF, 2).

LA PASCUA ES SIEMPRE FECUNDA, CON LA FECUNDIDAD DEL GRANO DE TRIGO QUE MUERE PARA QUE FRUCTIFIQUEN LAS ESPIGAS (J.12) Y CON LA SEGURIDAD DE QUE CADA DÍA ES PASCUA ENTRE NOSOTROS: PORQUE CADA DÍA CRISTO PROLONGA SU PASIÓN EN LA HISTORIA Y EL GOZO DE SU RESURRECCIÓN. CRISTO VIVE, MI QUERIDO ANGELELLI. ES INÚTIL QUE LOS HOMBRES PRETENDAN IGNORARLO. LO IMPORTANTE ES QUE NOSOTROS LO ANUNCIEMOS CON LA PALABRA, LO TESTIFIQUEMOS CON LA VIDA Y LO CONFIRMEMOS CON EL GOZO DE LA SANGRE DERRAMADA.

AYER PRECISAMENTE LEÍAMOS EN EL EVANGELIO DE LA MISA: “ÁNIMO, SOY YO, NO TENGAN MIEDO”. CON LA SENCILLEZ DE UN HERMANO Y DE UN AMIGO TE ASEGURO LA PRESENCIA DEL SEÑOR RESUCITADO. NO TENGAS MIEDO. VIVE LA SERENIDAD Y EL GOZO DE LA ESPERANZA.

ROMA –QUE TÚ CONOCES PIEDRA A PIEDRA Y QUE AMAS TAN HONDAMENTE CON TU CORAZÓN DE OBISPO- NOS ENSEÑA QUE LA IGLESIA SE PLANTÓ EN LA FE Y EL AMOR DE LOS APÓSTOLES Y FUÉ AMASADA CON SU SANGRE.

DESDE AQUÍ TE ENVÍO UN ABRAZO FRATERNO, EXTENSIVO A TUS SACERDOTES Y RELIGIOSAS, Y MI BENDICIÓN EN CRISTO Y MARÍA SANTÍSIMA.

E. CARDENAL PIRONIO

(Y SE ACOMPAÑA SU FIRMA)”