Los niños mártires de la Iglesia mexicana
Al parecer, este 2017 está siendo un año especial para la infancia católica, que obtiene con estos y con los dos niños de Fátima recién canonizados, Francisco y Jacinta, nuevos modelos de fe.
Los “niños mártires de Tlaxcala”, que estuvieron entre los primeros evangelizados y bautizado por los frailes franciscanos y dominicos luego de la conquista, fueron también primeros laicos en sufrir el martirio en territorio mexicano en defensa de la fe católica.
La historia de estos niños mártires es profundamente conmovedora. Tenían alrededor de 12 años en el momento de su muerte y la motivación principal de su martirio fue que colaboraban con los misioneros en el trabajo catequético y en el combate contra las idolatrías, habiendo siendo ellos mismos evangelizados poco antes por los frailes. Mientras Antonio y Juan fueron asesinados a palos por miembros de su comunidad indígena, Cristóbal fue golpeado y luego quemado por su propio padre.
Como en otros casos recientes, la canonización de estos tres niños no necesitó la confirmación a través de un milagro, pues su vida era precedida de una fama muy asentada de santidad, y además el martirio es el camino más directo a la santidad. En relación con esto, Mons. Moreno Barrón, arzobispo de Tijuana, quien hasta hace unos meses fue Arzobispo de Tlaxcala y fue, por lo tanto, quien impulsó el proceso de canonización, señaló que para esto el Papa Francisco tomó en cuenta la opinión de los cardenales y obispos miembros de la Congregación para las Causas de los Santos, quienes analizaron en profundidad la documentación sobre el caso.
Mons. Francisco Moreno Barrón declaró también a la agencia Aci Prensa que esta celebración será “un momento de gracia y bendición para la Iglesia Universal” y un llamado a “valorar la familia como un don de Dios”. Asimismo afirmo: “Espero que en otros países […] sean también promovidos como patronos de la niñez en estos tiempos tan difíciles en que los niños son golpeados, abusados, en que falta realmente un respeto integral y una promoción de los mismo en la Iglesia y en la Sociedad”.
Se ha anunciado también que en esa misma fecha serán elevados a los altares los protomártires de Brasil, los sacerdotes Andrea Soveral y Ambrogio Francisco Ferro, el laico Mateus Moreira y otros 27 compañeros.
Estos también fueron asesinados por odio a la fe en 1645, durante el proceso de evangelización y consolidación de la fe cristiana que se llevaba a cabo en la zona de Rio Grande. Provenían de las comunidades de Cunhaú y Urancu, y fueron especialmente promotores de la devoción eucarística. De hecho, uno de ellos, Mateo Moreira, sufrió la extirpación del corazón estando vivo, mientras proclamaba agonizante “Alabado sea el Santísimo Sacramento”.