Plan de acogida para migrantes venezolanos: propuesta de 8 episcopados latinoamericanos.

Solidaridad efectiva con la masiva emigración de venezolanos: De las realidades propias y comunes a las respuestas colaborativas, incluyentes y participativas.

Redacción CAL
18/05/2018
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Plan de acogida para migrantes venezolanos

 

¿Cómo vivir las realidades de sufrimiento humano en el andar forzoso del emigrante, del desplazado, del trasterrado?

Es una pregunta incisiva a los cristianos y a las sociedades latinoamericanas ante el constante lagrimeo humano atravesando fronteras, realidades contrastantes, situaciones de injusticia.

Venezolanos en movimiento

El pueblo y la sociedad venezolanos están pasando por una realidad donde en palabras de Mons. José Luis Azuaje, presidente de la Conferencia episcopal de Venezuela, “el ser humano está al servicio de un proyecto político” cargados de carencias, apremios y tremendas dificultades, que ha arrojado al grueso de la gente a una “crisis sin precedentes” donde la pobreza aumentó del 40 al 87% y la pobreza extrema toca ya al 60% de los venezolanos, en palabras de la directora de Cáritas de Venezuela, Janeth Márquez.

Un río de gran caudal migratorio lo acompaña, una profunda crisis humanitaria. Casi un millón de venezolanos han huido del país en los últimos dos años: solo en Colombia gotean 3,000 diariamente personas que van allí huyendo desde Venezuela (para una perspectiva numérica se puede ver información de los migrantes venezolanos en un informe de la Organización de las Naciones Unidas en https://www.iom.int/sites/default/files/press_release/file/consolidated_action_plan_venezuela.pdf)

Desde abajo hacia arriba

Con el llamado del papa Francisco a recibir, proteger, promover e integrar a migrantes y refugiados, los episcopados de Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia, Paraguay y Argentina han venido trabajando para unir fuerzas, capacidades y oportunidades, y así dar respuesta ese flujo masivo de venezolanos que se han visto obligados a abandonar su tierra.

Conjuntamente presentaron en días pasados el Programa llamado “Puentes de solidaridad, plan pastoral integrado para asistir a los inmigrantes venezolanos en Sudamérica” en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral - en su sección Migrantes y Refugiados, de la Santa Sede - ,quienes han apoyado a las Conferencias episcopales siendo un espacio de diálogo entre los representantes de las distintas conferencias episcopales nacionales y a dándoles visibilidad para conseguir financiamiento.

Es una iniciativa que surge de la coyuntura pero que tiene un alcance mucho mayor y permanente, al ir sentando las bases y experiencia en una red de trabajo eficaz en lo relacionado a la pastoral migratoria entre las conferencias episcopales de América del Sur.

Con ello se perfila dar apoyo de asistencia social y espiritual en las diversas etapas de la migración, tomando en cuenta los distintos escenarios y contextos geográficos de la región; además de incluir en el programa a otros migrantes en la misma situación de los migrantes venezolanos.

El apoyo se realizará a través de las organizaciones locales de Cáritas y otros proveedores católicos de centros para migrantes vulnerables y albergues, ayuda en la búsqueda de empleo y vivienda, permisos de trabajo y de estadía, inclusión social, acceso facilitado a servicios médicos y de educación para menores, y capacitación para trabajadores eclesiales proveyendo campañas de ayuda y concienciación. Y se buscará hilvanar este programa con las capacidades y recursos de organizaciones, gobiernos locales y regionales para dar una mejor ayuda efectiva.

Caminar poniéndose en los zapatos del otro

En Santiago de Chile se reunieron también del 7 al 10 de mayo pasados agentes de pastoral de migración, refugio y trata de todo América Latina y el Caribe, empeñados en reconstruir puentes, reconocer el aporte de los migrantes y trabajar por reconstruir su dignidad, recibidos por monseñor Santiago Silva, presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, quien señaló  “Apoyar y acoger a quien migra es reconocernos y apoyarnos en nuestro perfeccionamiento humano y cristiano…  lo que ocurre con nuestros hermanos migrantes es lo que ocurre con todos nosotros, y es que están buscando una mejor vida, y por ello es esencial apoyarlos y acogerlos en su recorrido”. 

Mons. José Luis Azuaje, quien también es presidente de Cáritas América Latina y el Caribe, explicando el rol de la Iglesia en ello en el Encuentro del Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el Instituto Católico Chileno de Migración (INCAMI) y Caritas Chile en Santiago, comentó lo siguiente: “En la Iglesia decimos que nadie es ilegal, todos tenemos dignidad humana y eso nos da la potencialidad de ser recibidos como seres humanos y que sus derechos sean respetados. Lo que nosotros buscamos es el reconocimiento de toda persona humana con su dignidad y que sea acogida con todo derecho. En suma, llamamos a ponerse en los zapatos del otro”.

Caminando en el dolor, acompañando desde la fe en dignidad y solidaridad desde la Iglesia, se van desempolvando sendas de convergencia con la labor de gobiernos y organizaciones de la sociedad civil locales.

Reconstruir la dignidad de los migrantes es reconstruir la dignidad de todos, se convierte en la tarea de la Iglesia como opción evangélica ante la realidad migratoria, una de las huellas del dolor y de la esperanza en América Latina.