Actas del Congreso Internacional por el 40º aniversario de la Conferencia de Puebla

Primera publicación digital de la CAL

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Como fruto del Congreso Internacional realizado en Roma del 02 al 04 de octubre de 2019, la Pontificia Comisión para América Latina acaba de publicar el E-book  "A los 40 años de la Conferencia de Puebla", que recoge las Actas de dicho Congreso.

Se trata de la primera la publicación digital de la CAL. 

Aquí los enlaces de las plataformas en las que se puede adquirir el E-book:

https://gcloyola.com/ebook/3705-querida-amazonia-9788427145207.html 

https://www.amazon.es/dp/B08CN6X7YX 

https://books.apple.com/es/book/id1522863680 

https://www.casadellibro.com/ebook-a-los-40-anos-de-la-conferencia-de-puebla-ebook/9788427145207/11653330 

 

A continuación la presentación del libro:

PRESENTACIÓN

Gianni La Bella

El presente volumen recoge las Actas del Congreso Internacional celebrado en Roma del 2 al 4 de octubre de 2019, titulado: "A los 40 años de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Puebla", promovido por la Comisión Pontificia para América Latina y el Comité Pontificio de Ciencias Históricas. Esta III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en la ciudad mexicana del 28 de enero al 13 de febrero de 1979, querida por el Papa Pablo VI y confirmada por su sucesor Juan Pablo II, que viajará a Puebla para inaugurar sus trabajos, representa sin duda un hito en la historia del catolicismo latinoamericano del siglo XX, que señala la madurez de esta Iglesia, como ha subrayado unánimemente la historiografía, el paso a su "edad adulta". En Puebla se definirán sistemáticamente los rasgos característicos y "carismáticos" que guiarán el camino de esta Iglesia en los próximos decenios, tales como: la opción preferencial por los pobres, la reivindicación de una liberación integral de los hombres y de los pueblos, la relación entre fe y cultura, la centralidad de la religiosidad popular, como trasfondo creador y regenerador de esta porción del Pueblo de Dios. Rasgos de identidad que marcarán el estilo eclesial, la praxis pastoral, el pensamiento teológico y la predicación de este catolicismo en los años venideros. En Puebla la Iglesia latinoamericana realiza una inculturación "integral" y "creativa" de las intuiciones del Concilio, señalando a los católicos del Nuevo Mundo un camino para el futuro. Puebla fue ciertamente el fruto de la vida y de las experiencias maduradas por el catolicismo latinoamericano desde la Conferencia de Medellín, celebrada en la ciudad colombiana del 26 de agosto al 27 de septiembre de 1968, pero fue sobre todo el resultado de una nueva y creativa irrupción del Espíritu, que dio lugar a un método y a un contenido pastoral fundamental para la Iglesia en esas latitudes.

Puebla, como se ha afirmado en varias ocasiones, no defraudó las expectativas de Medellín, no solo las confirmó, sino que los obispos se preocuparon por darles un contenido más positivo y constructivo. Puebla, por lo tanto, más que una meta, fue una etapa ulterior y más avanzada en el camino abierto por Medellín. Una Conferencia que inauguró una nueva perspectiva de la evangelización en América Latina, centrada en el diálogo con las culturas y no con las ideologías, en el esfuerzo, como reconoce el Documento final, de trabajar en una nueva mediación, capaz de asumir lo positivo de cada cultura, pero abriéndola a un humanismo planetario. En Puebla el catolicismo latinoamericano dio dos pasos significativos, al precisar los contenidos para una correcta interpretación de la Doctrina Social de la Iglesia y de la teología de la liberación. Con respecto a esta última, el Documento conclusivo firmado por el episcopado no quiso expresar juicios, ni condenas, con respecto a una u otra corriente de esta escuela teológica. Pero recurriendo a una precisa clarificación teológica y a una vigorosa cristología, reconoció la legitimidad de este camino teológico, con la condición que la liberación no se reduzca a un mero acontecimiento económico, político, sociocultural, sino a una liberación integral, capaz de trascender estos aspectos y de abrirse a una dimensión espiritual y trascendente: solo Cristo es la salvación del hombre. En Puebla la Iglesia latinoamericana redescubrió una perspectiva de comunión, y experimentó una significativa participación eclesial.

Este Congreso ha querido conmemorar y reconstruir, más allá de las puras intenciones celebrativas, a través de lecturas científicas innovadoras, realizadas sobre la base de nuevas fuentes archivísticas, el contexto histórico y eclesial, la génesis, el desarrollo, los temas y las repercusiones de este importante acontecimiento, que marcó la vida de la Iglesia latinoamericana, y representó también un punto de referencia para la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Aparecida del 13 al 31 de mayo de 2007. El Papa Francisco al recibir, el 3 de octubre de 2019, a un grupo de participantes al Congreso, recordó cómo en aquellos años, cuando era provincial de la Compañía de Jesús, siguió "con gran atención e interés todo el intenso y apasionado proceso de preparación de esta III Conferencia" y cómo Puebla "sentó las bases y abrió caminos hacia Aparecida". Esta Conferencia para el Papa "fue un pilar" que es necesario redescubrir no solo para conmemorarlo, sino para proyectarlo "hacia nuestro presente eclesial".

A finales de los años 70, el catolicismo latinoamericano que esperaba la llegada del nuevo Papa polaco, elegido hace unos pocos meses, estuvo atravesado, por fuertes laceraciones, contrastes internos y un doble asedio traído por la secularización y las sectas. En algunos países la Iglesia era respetada, en otros rechazada, y en otros era perseguida. La década que precedió a la Conferencia de Puebla, de 1968 a 1978, vio a todo el subcontinente y a su Iglesia sacudirse por la turbulencia, la violencia y los graves conflictos políticos, sociales y eclesiales. En el ámbito político, algunos acontecimientos de fuerte impacto habían condicionado tanto la reflexión teológica como la práctica pastoral. Fue un período caracterizado por una intensa violencia y la propagación del terrorismo de Estado. Una década definida por la historiografía latinoamericana como la “década de sangre y esperanza”, dominada por la confrontación y la radicalización política e ideológica. Cuando Juan Pablo II llega al Nuevo Continente se enfrenta a una Iglesia dominada por la lógica del enfrentamiento entre los partidos llamados progresistas y conservadores, y severamente marcada por el conflicto con el poder civil. El discurso con el que Juan Pablo II abre la III Conferencia del continente es esperado con impaciencia por la opinión pública internacional y percibido como una primera "prueba" de la orientación política y doctrinal del nuevo pontificado. El discurso del Papa es uno de los más importantes de su ministerio y es el fruto de la reflexión de un hombre que desde joven ha meditado sobre los aspectos morales de la violencia revolucionaria como respuesta a la injusticia social. El discurso, de gran profundidad teológica, se inspira en la Evangelii Nuntiandi, considerada por el Papa como el manifiesto programático de la Iglesia post-conciliar, y se centra en tres grandes pilares: la verdad sobre Cristo, la verdad sobre la misión de la Iglesia, la verdad sobre el hombre. Palabras que guiarán el trabajo de la Conferencia y que representarán un punto de referencia para los obispos.

Es necesario recordar que se trata de un acontecimiento mediático internacional, seguido con atención por más de mil comunicadores sociales, incluidos periodistas de radio y televisión, más de 3600 acreditaciones fueron emitidas para los días del viaje papal. En la I Conferencia de Río de Janeiro no hubo periodistas, mientras que en Medellín, en 1968, no superaron los doce. Puebla representó un acontecimiento eclesial de importancia universal, que hizo que el catolicismo del Nuevo Mundo tomara conciencia de cómo la Providencia le confió una misión de importancia decisiva para el futuro de la Iglesia y de la humanidad. Considero necesario subrayar cómo la opción fundamental de Puebla fue privilegiar la elección a favor del hombre. Los obispos quisieron definirlo con las palabras utilizadas por Juan Pablo II en su discurso de apertura, subrayando así la decidida contribución del nuevo Papa al cambio de rumbo de la Iglesia latinoamericana. “La Iglesia, escriben los prelados, en el n. 551, quiere mantenerse libre frente a los opuestos sistemas, para optar sólo por el hombre. Cualesquiera sean las miserias o sufrimientos que aflijan al hombre, no será a través de la violencia, de los juegos de poder, de los sistemas políticos, sino mediante la verdad sobre el hombre, como la humanidad encontrará su camino hacia un futuro mejor. Sobre la base de este humanismo, los cristianos obtendrán aliento para superar la porfiada alternativa y contribuir a la construcción de una nueva civilización, justa, fraterna y abierta a lo trascendente". En este sentido, el Documento final de esta Conferencia representó durante mucho tiempo un texto de referencia original e innovador del Magisterio Episcopal Latinoamericano, confirmado por el Santo Padre, que inspiró la vida y la acción pastoral del catolicismo del Nuevo Mundo, permitiendo a la Iglesia Latinoamericana consolidar su misión profética.

No es tarea de esta introducción repasar o analizar el contenido de los numerosos ensayos que componen este volumen. El lector tendrá la oportunidad, aventurándose en la lectura, de encontrar aspectos y dimensiones de su interés particular y específico. La Conferencia de Puebla tuvo consecuencias muy significativas para la Iglesia latinoamericana que representa un antes y un después en la historia y la vida del catolicismo al otro lado del Atlántico que no se puede ignorar si se quiere, en cierto sentido, comprender por qué hoy en el trono de Pedro se sienta un arzobispo del "fin del mundo", heredero y protagonista de esta tradición histórica.